El uso de las técnicas endoscópicas han permitido una importante evolución en el campo de la cirugía mínimamente invasiva, permitiéndonos acceder a sitios profundos a través de incisiones pequeñas y caminos de trabajo que producen un mínimo daño de los tejidos que tenemos que atravesar.
Gracias a cámaras de alta resolución, estas permiten una visión cómoda y cercana del campo de trabajo.
La cirugía raquídea toracoscópica es una técnica relativamente moderna que se emplea en el tratamiento quirúrgico de la patología de la columna dorsal con la misma efectividad que la cirugía abierta.
Las ventajas de la cirugía raquídea toracoscópica incluyen incisiones pequeñas, menor daño de tejidos, menor sangrado, menor duración de la cirugía, menor dolor postoperatorio y movilización, recuperación y alta del paciente rápida.
Actualmente el uso de cirugía raquídea toracoscópica es amplio, podemos tratar patología tumoral, traumática y degenerativa, infecciones y simpatectomía.
Como por ejemplo:
- Tumores del sistema nervioso (Neurofibromas, Schwannomas) u óseos.
- Discectomía: Hernias dorsales centrales y calcificadas.
- Corpectomía y reconstrucción vertebral con tornillos-barras anteriores y fijaciones intersomáticas para tratar fracturas, pseudoartrosis, cifosis, escoliosis o patología tumoral.
- Drenaje de abscesos: Tuberculosis u otras infecciones.
- Biopsias diagnosticas (infecciones o tumores).
- Simpatectomía: Cirugía de hiperhidrosis (sudoración excesiva de las manos), fenómeno de Raynaud, distrofia simpático refleja.
Como cualquier técnica quirúrgica, la cirugía raquídea toracoscópica también tiene contraindicaciones que impiden realizarla, estas son:
Enfermedad cardiaca-coronaria importante, enfermedad pulmonar, coagulopatia (riesgo de sangrado), cirugía o traumatismos previos que generan fibrosis y adherencias.